Vivir en Bangladesh es una aventura diaria. Tras casi 4 meses de estadía, me sigo sorprendiendo con los paisajes exóticos, y muchas veces tristes, de esta ciudad. Convivir con tanta pobreza me resulta bastante difícil pero real. Y vivir rodeada de realidad me sienta mejor porque me permite ver todo lo que tenemos por hacer. Son muchas las escenas que me recuerdan las calles de Buenos Aires o los pueblitos perdidos y olvidados del interior de la Argentina. No hace falta volar hasta Bangladesh para ver pobreza, no viviendo en Sudamérica.
Pero ver el trabajo de las ONGs, el Grameen Bank y otras pequeñas instituciones es muy inspirador. Y este es un gran lugar para aprender que los grandes cambios se pueden lograr con una buena idea y mucha voluntad. Quizá el secreto es creer fervientemente en las propias ideas y, sobretodo, en uno mismo. Al final del día somos todos seres humanos, y esa misma naturaleza es lo que nos une a las otras personas. Yo quisiera vivir mi vida de la forma más humana posible, alejarme de todo aquello inútil y sin sentido que nos rodea y nos hace olvidar lo que en realidad somos y queremos ser. Bangladesh para mi significa humanidad y simpleza, quizá por eso me sienta tan atada a este lugar.
En fin, tan solo algunas reflexiones de fin de año…
Feliz año para todos!
jueves, 31 de diciembre de 2009
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Gracias hija por recordarnos que la humanidad y simpleza es nuestro mejor guía. Buen viaje y buena vida!!
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